martes, 30 de agosto de 2011

Y si la montaña no va a ti

¿Qué hacer cuando la montaña no va a ti? ¿Qué hacer cuando el eco de tu voz no regresa?
Tal vez intentar escalarte sea demasiado arriesgado. Eres tan inaccesible...
¿Qué me queda? No tengo el equipo necesario, no cuento con las herramientas apropiadas... no tengo nada. Nada con lo que intentar apropiarme de ti.
Y ahí estás tú, desde las alturas, observándome. Vamos, ¡muévete!



- Puedes conseguirlo, ¿Por qué no lo intentas siquiera?
+ ¿Para qué, cuando ya sé el resultado?
- ¿Y tan segura estás?
+ ¿Le has visto? Es inaccesible.
- ¿Te rendirás sin intentarlo?
+ Es una lucha en vano.
- Amiga, nada es imposible.
+ Sí, si hablamos de
la montaña.





Y no, no puedo. Qué sentir, qué hacer, qué soñar, cuando tu reto es inalcanzable.
En cuanto te vi, supe que quería llegar a tu cima. Y desde allí, saltar al vacío, expandir mis alas y echarme a volar, sin rumbo, sin destino. Tan solo sabiendo que conseguí llegar hasta lo más alto.
¿Y si ese vacío es mi muerte? ¿Y si me coges, y me lanzas a él?
No, no. ¡No quiero!


Y por eso, tras contemplarte durante días, tras dudar durante noches... Creí que lo mejor era dejarte allí. Sin ni siquiera rozar tu pie, sin llenar de heridas mi cuerpo.

Y para qué intentarlo, cuando ya sé el resultado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario